Esta semana toca CAMBIO. No es casualidad que me pida esto sabiendo que en una semana voy a estar en otro país, hablando en otra lengua, trabajando y buscándome la vida como buenamente puedo. Esto es un cambio radical en mi vida, y que os voy a decir… las tripas no me dejan en paz y las lágrimas salen en cada esquina.
No somos una sociedad abierta al cambio precisamente, no hay más que mirar un poco al entorno, ver la tele o escuchar hablar a alguno que otro. Nos empeñamos en seguir como estamos, en no pensar alternativas que puedan mejorar la situación actual, en buscar nuevos caminos…
El cambio trae consigo miedo, mucho miedo. Causa inseguridad en nosotros mismos, vértigo y expectación. Nos preguntamos si estaremos preparados, si sabremos afrontar lo que nos puede venir encima y si estaremos a la altura. Desde cambiar de país a cambiar de desayuno, todo requiere un pequeño esfuerzo que luego trae consigo recompensas que nos enseñan.
Las rutinas crean seguridades, nos sentimos cómodos en nuestro entorno, controlamos lo que nos puede pasar por lo que activamos el piloto automático y el camino se hace solo. Por eso cuando nos proponen retos, cambios o altibajos en el camino nos trastocan, nos enfadamos, todo sale de nuestros planes y hay que volver a empezar.
La tolerancia al cambio es uno de los grandes retos (entre muchos otros) que tenemos que afrontar en la educación de las generaciones que vienen. El cambio es necesario, el cambio requiere fuerza, superación y aprendizaje.
La vida está repleta de cambios diarios, al fin y al cabo cambiar es aprender a vivir.
La semana que viene quiero que ella hable de esto
"No somos una sociedad abierta al cambio precisamente" nooooo?????? jo yo que pensaba que éramos super progres...
ResponderEliminarpor cierto, ¿cómo era eso? vivir es mucho más que el simple hecho de respirar ¿no? pues eso.