miércoles, 27 de julio de 2011

Jugando con palabras: BILBAO


Si nos ponemos a hablar de Bilbao la arrogancia se hace notar en cada frase de quienes queremos esta ciudad. Dejando de lado prejuicios, tópicos y típicos intentaré hablar de ella como la siento y como creo que nunca lo he hecho.

Creo que odio y quiero a Bilbao en las mismas dosis. Es una ciudad despegando y echando a volar tras ese punto de inflexión que supuso un museo bastante conocido. Me encanta que sea pequeña, no soy de grandes ciudades, el hecho de que puedas llegar a cualquier parte andando es un punto a favor en mi ranking. Paseando por sus calles y perdiéndome en las fachadas de sus casas, por sus calles con bares típicos, tiendas especiales y desembocar en la ría. Siento orgullo al ver que la ciudad se recicla, que evolucionamos y que poco a poco vamos dejando pequeños prejuicios de lado para subirnos al carro del mundo.

Sin embargo, no hay cara sin cruz ni derecho sin revés. A Bilbao le falta madurar y digerir todo el cambio como es debido. Sentir el orgullo no está mal pero empieza a ser enfermizo cuando nos empezamos a ver demasiado el ombligo pensando que no tenemos más que aprender. Abrirse al resto es enseñar y aprender, tener la humildad suficiente como para coger de fuera lo que podemos mejorar aquí.

No os voy a engañar, me encanta Bilbao. Me gusta reconciliarme con ella y verla desde otro punto de vista que antes no podía.

Para la siguiente partida: REINONAS

miércoles, 20 de julio de 2011

Jugando con palabras: VOLVER


Volver.

Volver es una mezcla de sentimientos que se agolpan en las tripas. Volver es ver las caras que tanto has echado de menos todo este tiempo. Volver es empezar a saborear la comida de amatxu otra vez, es ver a las amigas, a tu hermana, a él...

Volver es sentir los nervios en las tripas cuando sobrevuelas la costa vizcaína, es pensar que te espera, qué va a pasar y como va a ser ver todo otra vez con todas las anécdotas en la mochila. Volver es intentar empezar otra vez pero con ganas, sin olvidar lo vivido.

Volver también es ver a la gente de siempre un poco peor que la dejaste, más apática, sin cambios en su vida. (Pero esa es la gente que no quiero nombrar)

Volver es darte cuenta de pequeños placeres que antes de marchar no habías tenido en cuenta, ver las montañas desde la ventanilla del coche, el sabor a salitre tras un baño, las calles que te parecen más bonitas.

Volver es reconciliarte con lo que una vez odiaste, ya me lo dijeron antes de marchar: en Euskadi hay que aterrizar. Ahora lo entiendo.

Para la próxima partida: Verano.