Jugando con palabras: CUMPLEAÑOS

La palabra de la semana tiene un porqué. Supongo que todos o casi todos los que leéis esto lo sabéis pero la semana pasada fue mi cumpleaños. Un cumpleaños muy especial, un cumpleaños fuera de todo aquello que he vivido hasta ahora pero no por eso menos querido.

He entrado en mis 24 en Bruselas, en la mejor compañía. En una ciudad que me ha acogido con mucho cariño, con grandes futuras amistades, con pequeñas ideas de grandes proyectos...

Siempre he sido partidaria de celebrar el día de cada uno de una manera especial. Muchos me dicen que es una anécdota que es ese día como podía haber sido cualquier otro y que no tiene sentido alguno celebrar el hecho de ser un año más mayor.

Definitivamente se equivocan.

Es un día de medicina para el corazón, un día para saber que eres querido y que le importas a alguien o a muchos. Alguien me dijo antes de marchar que fuera me daría cuenta de a quien echo de menos realmente, de quien me acuerdo y de quien no. No le falta razón.

No penséis que he recibido regalos caros, pero he recibido los mejores regalos que nunca podía haber recibido. Gente que quiero con locura han conseguido transformar toneladas de cariño en algo que ocupa poco espacio pero que pesa mucho. Han conseguido sacarme millones de lágrimas y sonrisas al mismo tiempo, ponerme los pelos de punta, sentir nostalgia y sentirme afortunada, ... todo eso en diferentes estados y a miles de kilómetros de distancia.

Una vez más la distancia no la hacen los kilómetros, empezando por la tradición de un paquete con una postal y una película elegida para mi, una visita más que dulce y un video que definitivamente ha sido la guinda del pastel.

24 velas sopladas con mucha más felicidad de la que cabe en mi pequeño cuerpo y todo eso gracias a la gente que es capaz de hacerme sentir así.

Una vez más y como todos los años ha sido un auténtico placer celebrar este día junto a todos vosotros y vosotras.

ESKERRIK ASKO!

Para la semana que viene: CASA