Jugando con palabras: DESTINO

Ella siempre sabe donde dar, sabe que esta palabra me trae de cabeza. La última vez que pensé sobre esto paseaba con ella por Madrid y una vez más no ha dudado en tocar la tecla.

source: cuerdadeatar

Destino, una gran palabra que a veces nos llena el agujero de la incertidumbre y el del desasosiego. Nos agarramos a ella para encontrarle algún sentido a esto que nos pasa cada día, argumentamos encuentros, hechos y decisiones con ella, como si de un comodín se tratase.

A veces olvidamos que no somos más que las consecuencias de nuestras decisiones, aquello que elegimos en su día nos ha llevado por un camino y en cada cruce de vías está la mezcla de nuestra educación, nuestro pasado, nuestra gente, nuestras experiencias… que nos hace elegir un camino u otro. Pero creo que hay pequeños destellos en el camino que los pone el destino o la vida, como queramos llamarlo. Pequeños destellos que dependiendo cómo actuemos ante ellos traerán unas consecuencias.

Madurar es ser consciente de que todo lo que hacemos tiene unas consecuencias, y que somos nosotros y nadie más responsables de eso. Saber que nuestro círculo de influencia va más allá de nuestra propia sombra, del final de nuestra nariz. Pensar que la vida es quien nos lleva es un error, que el destino nos depara algo increíble solo por ser nosotros es una simple ilusión. Con esto no quiero decir que no haya que ilusionarse con lo que pueda venir, pero siempre con una actitud de empeño y mucho trabajo para conseguir lo que queremos que el destino nos regale.

El destino podrá regalarnos o no pequeños destellos, pero al fin y al cabo somos nosotros y nosotras quienes tenemos que sembrar y trabajar la tierra para crear un jardín donde nos sintamos confortables y un día poder mirar atrás y sentirnos orgullosos de mirarnos al espejo.

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El siguiente viaje: CINE