miércoles, 9 de febrero de 2011

Jugando con palabras: FUTURO


Me pides que hable de futuro, y yo me río. Me río al imaginarte, con la mirada de pícara esperando mi reacción. Bien sabes tú que hablas con una mente sin miedo a volar, una mente que pone en cuarentena todo tipo de traba, bache o pared. Me río, porque no sabes si te voy a contar un sueño, si te voy a hablar de la gente que sueña, de mis sueños nocturnos o diurnos, de mi lucha pro soñadores, de mi negación a ser no sonadora…

Me río, me sale una sonrisilla porque cuando estés leyendo esto dirás para ti misma “Esto es público loca, no hables tanto de mi”. Me río porque lo voy a hacer, porque hemos aguantado un mes esta locura de juego, porque si hablamos de futuros, hablamos de los nuestros.

Sabes bien de lo que hablo, sabes que nuestro futuro imaginado, es el nuestro y el de nadie más. Sabes que en nuestros planes tú vivirás en Madrid, en un ático. Un espacio muy tuyo, sin grandes decoraciones pero las justas que hablen de ti. Con fotos de tiempos pasados, de grandes mentes y de grandes frases que nos regalamos. Sé que tendrás un armario lleno de películas que “hay que tener”, esas que tantos años te ha costado coleccionar, esas que forman parte de regalos, recuerdos y momentos. Sin olvidar, la estantería que estará frente a ese armario repleta de libros que “hay que tener”, libros que te ayuden a sobrellevar un poco el día a día y que de vez en cuando me cederás. Cierro los ojos y sé que tendrás un estudio con un Mac (siento hacer propaganda, pero viniendo de ti no puedo distorsionar el sueño) lleno de proyectos, presentes y pasados. Me mirarás por detrás de la pantalla y me dirás “ven ven, mira los brutos del último rodaje” y yo me reiré, y me llenaré de tus ganas y de tus ilusiones.

Me llevarás al Mercado de San Miguel a sacar fotos, a tomar un café (con sacarina) y me dirás “Sigues tan divina como siempre”. En nuestro futuro imaginado nos reiremos, recordaremos con nostalgia y nos asombraremos de nuestra capacidad de aguantarnos mutuamente. Me mirarás y dirás “No tienes unos Manolos pero como si los tuvieses… cualquiera te tose”, y yo me reiré cuando tú me digas “Siempre te he imaginado como una señora elegante de Donosti a la vejez”.

Es necesario sonar el futuro, a lo grande o en pequeñas dosis porque si no lo hiciésemos sería síntoma de rendición ante la realidad que nos rodea, sería cesar en la lucha. Seguiremos haciéndolo, cada noche, cada mañana, cada hora a cada minuto… porque es nuestro futuro imaginado. ¡Que no nos lo cambien, que nos enfadamos!


Próxima parada: RODAJE

4 comentarios:

  1. En fin, ya sabes lo que opino sobre estas cosas pero bueno, no me queda más que darte las gracias, después de todo, tampoco me dejas tan mal. Sabes que en el futuro, imaginado o real, habrá cosas que no cambien, yo tendré mis pelis y libros (lo de los brutos y el ático no estaría mal) y tu seguirás en camino de convertirte en una de esas señoras donostiarras a pesar de ser bilbaína.

    por cierto, ¿por qué yo tengo un ático y tu no tienes unos Manolo?

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  2. menos mal que tenemos nuestros sueños porque si no quien me levantaría de la cama?? señora?? no sé, no te veo muy señora a ti la verdad!!

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  3. Hay que seguir soñando y que no falten esos sueños algunos se hacen realidad y compensan con los otros, nunca habría soñado que escribirías estas cosas, no te veo de señora, más bien te veo de pijilla desordenada

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  4. ¿¿¿pija ella??? si hombre! yo discrepo, dentro de muuuuchos años la veo siendo la típica señora que se prepara hasta para bajar a por el pan...

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