
Volver.
Volver es una mezcla de sentimientos que se agolpan en las tripas. Volver es ver las caras que tanto has echado de menos todo este tiempo. Volver es empezar a saborear la comida de amatxu otra vez, es ver a las amigas, a tu hermana, a él...
Volver es sentir los nervios en las tripas cuando sobrevuelas la costa vizcaína, es pensar que te espera, qué va a pasar y como va a ser ver todo otra vez con todas las anécdotas en la mochila. Volver es intentar empezar otra vez pero con ganas, sin olvidar lo vivido.
Volver también es ver a la gente de siempre un poco peor que la dejaste, más apática, sin cambios en su vida. (Pero esa es la gente que no quiero nombrar)
Volver es darte cuenta de pequeños placeres que antes de marchar no habías tenido en cuenta, ver las montañas desde la ventanilla del coche, el sabor a salitre tras un baño, las calles que te parecen más bonitas.
Volver es reconciliarte con lo que una vez odiaste, ya me lo dijeron antes de marchar: en Euskadi hay que aterrizar. Ahora lo entiendo.
Para la próxima partida: Verano.
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