
Patata es ella. Alguien que conocí hace ya algunos años en un pupitre de la universidad y que se alargó unos cuatro años. Ella es peliroja y con pecas y os diría que su sonrisa no deja indiferente a nadie.
Se caracteriza por luchar siempre por lo que quiere, es cabezota y un poco mandona pero nada de eso hace que deje de ser adorable. Si ahora me pongo a recordar momentos con ella me salen un millón y creo que ninguna de las dos los olvidaremos nunca.
Ahora está al borde de un cambio radical en su vida. Sé que está llena de miedo y de dudas pero estoy convencida de que tiene guardado una buena caja de fuerza y valor que sacará cuando más lo necesite.
Muchas sabemos que lo va a hacer increíblemente bien, que su viaje a Colombia será algo de lo que nunca se arrepentirá. Sé que algún día cuando vuelva quedaremos para tomar café y me contará sus mil y una historias que tendrá guardadas y me moriré de la risa mientras las narra con su gracia habitual.
Sé que todo irá bien y para las noches tristes siempre puede pedir ayuda a las chicas de oro por skype.
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